Aunque los datos de que disponemos no son exactos y los expertos insisten en el infradiagnóstico de esta enfermedad, se estima que en torno a 800.000 personas padecen Alzheimer en nuestro país. Este tipo de demencia produce un deterioro cognitivo progresivo cuyo síntoma más conocido es la pérdida de la memoria, pero que, a la larga, deriva en alteraciones en el lenguaje, dificultades de orientación espacio-temporal e incluso cambios en el comportamiento y en la personalidad que tienen un impacto muy significativo en la calidad de vida e independencia de quienes la sufren.

Se trata de una enfermedad que no tiene cura, pero para la que sí existen tratamientos que pueden ralentizar su avance y mejorar los síntomas en las etapas tempranas. El problema es que el Alzheimer tarda mucho en dar la cara; pueden transcurrir años hasta 15 y 20 años desde que se comienzan a producir cambios en el cerebro hasta que los síntomas se hacen evidentes. De ahí el reto y la oportunidad de la detección precoz, y la importancia del trabajo que publicaba recientemente un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos.

Los científicos españoles liderados por el profesor Miguel Holgado han creado un sistema que permite detectar el Alzheimer de manera menos invasiva y dolorosa para los pacientes, pero también más barata, que los procedimientos actuales, y que diagnostica la enfermedad a través de una simple muestra de sangre.

El reto de la detección precoz

Todavía no conocemos bien las causas del Alzheimer, pero lo que sí sabemos es que, entre los cambios que se producen en el cerebro de las personas afectadas, se da la presencia de, al menos, dos tipos de biomoléculas: la proteína TAU y el péptido beta-amiloide. La mayoría de los expertos coincide en que ambas podrían desempeñar una función crítica en bloquear la comunicación entre las células nerviosas, impactando así en ciertas funciones cerebrales.

Partiendo de esta base, el diagnóstico del Alzheimer se ha centrado, hasta le fecha, en la detección del aumento de la proteína TAU en el líquido cefalorraquídeo, el líquido que fluye dentro y alrededor del cerebro y de la médula espinal. El problema es que obtener una muestra del mismo exige de pruebas complejas, costosas y, sobre todo, invasivas y dolorosas para los pacientes (implica insertar una aguja entre dos vértebras), lo que acaba dificultando la detección y el seguimiento de la enfermedad.

Esto, sin embargo, podría cambiar en un futuro no muy lejano, gracias al kit de diagnóstico desarrollado por los investigadores españoles.

 

Kit de diagnóstico de Alzheimer en sangre

Cómo diagnosticar el Alzheimer con una muestra de sangre

Los biomarcadores del Alzheimer (la proteína TAU y el péptido beta-amiloide) no solo están presentes en el líquido céfalorraquídeo. Múltiples investigaciones apuntaban ya a su existencia también en el suero sanguíneo, aunque en concentraciones muy bajas. Pero el equipo del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid y el Hospital Clínico San Carlos ha conseguido diseñar unos biosensores que son capaces de detectar la presencia de estos biomarcadores incluso en esas condiciones.

El procedimiento es tan sencillo como extraer una muestra de sangre, tratarla, depositar el suero en el kit de diagnóstico y leer el resultado. De este modo, se puede obtener un diagnóstico en un espacio de tiempo tan corto como un par de horas. Aunque las ventajas de este sistema van más allá de su sencillez o la reducción de costes que representa.

«Nosotros lo hemos hecho con la proteína TAU, pero habría que hacerlo con otros biomarcadores; esto se puede hacer, la tecnología permite hacerlo», explica Miguel Holgado. De hecho, la posibilidad de mejorar el kit para que identifique otros biomarcadores no solo implicaría un diagnóstico más certero y preciso del Alzheimer, sino que, además, podría facilitar el desarrollo de sistemas similares para otras enfermedades de difícil detección.

Por otro lado, como añade Holgado, ese diagnóstico precoz es clave para iniciar el tratamiento del Alzheimer, pero también para preparar a los familiares y al propio paciente para el abordaje de la enfermedad.

Del laboratorio a la clínica

El equipo de Miguel Holgado lleva más de 15 años investigando para el desarrollo de biosensores desde 2007. Es más, fue pionero en medir la inmunidad del COVID en la pandemia. Ahora tiene por delante el reto de que este sistema de detección precoz del Alzheimer recorra el a veces largo trayecto que hay entre el laboratorio y la práctica clínica.

Entre las barreras, recuerda Holgado, los diferentes procesos de testeo y certificación de este tipo de desarrollos, pero también, y sobre todo, inversión en transferencia, «y esto es lo que más cuesta en nuestro país».  Ellos lo siguen intentando.

 


Este es un extracto de la historia creada para el magacín Turno de Tarde de Canal Extremadura Radio. Puedes escuchar la pieza completa aquí.

Foto: Robina Weermeijer, Unsplash.

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